Señales que no encienden la
hora del sueño, insomnio que pregunta por la antigüedad de la violencia,
por las caras de los muertos que vagan en Asfódelos, hipotenusa que
baila en el caño de la suma de los catetos al cuadrado, los pitagóricos
desean su cuerpo y su sexo, Pandora nace de aquel alfarero Hefesto,
luego la esperanza en la famosa ánfora, Eva nace de una ingeniosa
toracoplastia adánica, luego la ctonia serpiente, la manzana y la caída,
la misma manzana que Eride, lanza en las bodas de Tetis y Peleo y el
primer concurso de belleza que se conoce, termina en la guerra de Troya.
Señales que encienden la violencia de género fundacional, tabacaleras que metieron un Virginia Slims en tus milenarios labios de mujer, empresas de moda que visten tu cuerpo con vaporosas prendas para la pasarela trágica de la delgadez extrema.
El feminicidio de Ifigenia en Áulide y de Soledad Morales en Catamarca.
Los sacrificios de las vírgenes adolescentes de la tragedia griega (Casandra, Ariadna) como
mimesis y catarsis es hoy femicidio ( Angeles).
Las feministas que se atreven a
desafiar como Antígona, son enterradas vivas, las "genéricas" como
Ismene su hermana, viven con miedo.
Violador de todas las épocas, en su dimensión vertical con la víctima que viola, con cómplices machistas en su dimensión horizontal o cultural de estatus de violencia de Colisiones neuronales al azar, karma físico y cultural de la violencia de género como mandato.
Publicado por:
Sociedad Iberoamericana de Violentología