26 de abril de 2013

¿Qué es la violencia? - Dra. Inés Izaguirre




¿Qué es la violencia?

  • Agradecimientos
  • Preguntas que me hago acerca de los problemas que les interesan y que, con sólo leer los diarios, una puede imaginar: violencia policial? violencia  doméstica? Violencia de género? Violencia carcelaria? Violencia de clase? Y si aumentamos el ángulo de perspectiva histórica también nos preguntaremos por guerra civil y genocidio.
      Sin ninguna duda todos esos problemas pueden ser abordados en este  ámbito sin temor a equivocarnos.

1. El sometimiento del otro

Teniendo en cuenta toda esa gama, y como es imposible profundizar en todos los problemas,  me parece importante comenzar por un planteo general para acordar de qué hablamos cuando hablamos de violencia.

Tal como ocurre con todos los conceptos en ciencia, aún con aquellos cuyo uso cotidiano nos parece que sintetizan hechos "de evidencia directa", desde una concepción no positivista tampoco para la violencia existen observables directos. Uno de los descubrimientos de la epistemología genética que hace tan sólo treinta años era ignorado por la mayor parte de los científicos, consiste en señalar esta creencia como una de las formas en que se expresa el realismo en la historia de la ciencia. ¿ Qué queremos decir con esto?  En el caso de los niños, el realismo es la etapa – que se supera  a partir aproximadamente de los 11 años – en que se identifica el pensamiento con la palabra y las palabras con las cosas.

Y lo real  son las cosas, las que se ven y se tocan.[i] Al respecto Piaget señala que “el niño, como el hombre inculto, parece exclusivamente vuelto hacia las cosas”.  O sea que, en el caso de la violencia, hasta hace muy pocos años, la creencia generalizada era que podíamos observarla directamente. Hoy sabemos que un simple registro perceptivo está siempre subordinado a un esquema de acción que supone un conjunto de relaciones. Un hecho es siempre el producto de una composición de una parte provista por los objetos y otra construida por el sujeto [ii] y la intervención de este último es tan importante que puede llegar hasta una deformación, represión o rechazo de los observables,  o sea que el pensamiento puede llegar a  desnaturalizar el hecho en función de la interpretación. Se reconoce así, en la constitución misma de su conocimiento, la posibilidad de existencia de formas reales de violencia no directamente visibles que, sin embargo operan sobre lo que es esencial al vínculo violento: el sometimiento de una de las partes.

Antes de entrar al análisis de la violencia en sus formas sociales y políticas quiero señalar  que existe una perspectiva de la violencia individual que remite al ámbito de las pulsiones, que llamamos agresión,  que se objetiva en una conducta defensiva y direccional positiva, restauradora del equilibrio interno del sujeto, orientada a "devolver el golpe" sobre quien interpreta que lo ha dañado. Pero sabemos que el ejercicio de la agresión no se da en el vacío sino que puede ser culturalmente favorecido o desalentado.

Aguiar ha trabajado este problema, [iii] cuyo origen está en Freud, el creador del psicoanálisis. [iv] La diferencia de significados ya está planteada en la etimología, que nos habla de la historia de las palabras: agresión, de origen griego, significa en su raíz "agreste", salvaje, grosero, y de allí propio del "agro", no urbano, no civilizado. Violencia en cambio ya es palabra latina, cuya raíz "vis" o "vir" significa fuerza. Ya en su origen, "vis" forma parte de palabras con significados aparentemente contrapuestos, como "violación", y como "virtud", que nos habla de la fuerza de ánimo, del valor, de la fuerza moral. Tal como lo ha señalado Eva Giberti,  esta doble significación también se encuentra en la cultura griega  clásica.  [v]

Decimos que sólo aparentemente se trata de significados contrapuestos porque lo que esa historia del concepto descubre es la escisión que nuestra cultura, en sus vertientes grecolatina y judeocristiana introduce en la noción del cuerpo del hombre: entre un cuerpo (material) y un alma o una psique (no material), entre el yo y el cuerpo, como si uno fuera concebible sin el otro. En ambas instancias es posible y se verifica la presencia de fuerza, de fuerza material.

2.                  Poder y violencia.

Siempre que se habla de violencia las imágenes dominantes remiten al ejercicio  de la fuerza material: los golpes, las armas, los " hechos de sangre", en suma, el "estallido", el combate. De algún modo, estas imágenes suponen la existencia de dos fuerzas que se enfrentan y se miden, que de algún modo, realizan una confrontación que aparenta ser "entre iguales". Pero la mayor parte de las confrontaciones violentas no tienen esta apariencia obvia.
En cambio sí suponen una relación desigual entre las partes, una relación de poder que, o bien existe ahora o bien se quiere que exista, y  éste sería un segundo rasgo esencial del vínculo violento.

Las imágenes donde vemos la aplicación de la fuerza material encubren la existencia y el funcionamiento de las relaciones violentas más frecuentes y cotidianas en nuestra sociedad, donde no se ve el ejercicio de la fuerza material, y que por ello han sido naturalizadas, normalizadas, porque en ellas uno de los términos está situado en el lugar del poder y la autoridad, a quien el "otro" le debe respeto y obediencia. O sea que la fuerza material se aplicó mucho antes, en el proceso de construcción de la relación.

¿Qué es entonces violencia?  La violencia es un vínculo, una forma de relación social por la cual uno de los términos realiza su poder acumulado.

La respuesta habitual del sometido es la obediencia a la autoridad; el acatamiento a un orden social y  jurídico que comparte ideológicamente con quien ejerce el poder y que es similar a la aceptación del orden familiar por parte de los niños pequeños, para quienes las autoridades son figuras queridas: padres y maestros. 

Pero la experiencia en nuestras sociedades capitalistas  es que hay una alianza de clases entre quienes detentan el poder – las clases dominantes-  y una porción importante de la sociedad, que en cada caso hay que estudiar y detectar, y que esta alianza  suele ejercer poder y violencia sobre grupos o sectores subordinados diferentes – porque son más pobres, más incultos, más débiles, más vulnerables, o que arrastran una subordinación histórica, como las mujeres y los niños, considerados propiedad por el dominante -  o que son disidentes, porque no aceptan en su totalidad el orden establecido, o luchan por cambiarlo, y se les niega ese derecho.  Este  núcleo de las relaciones de poder y violencia constituye a su vez el núcleo del fascismo, cuando esa negación alcanza a los cuerpos portadores de las diferencias, y está en el origen del genocidio.

El investigador norteamericano Stanley Milgram,[vi] preocupado como muchos investigadores  en la segunda mitad del siglo XX,  por los hechos producidos durante el genocidio nazi durante la Segunda guerra Mundial, se propuso realizar  un experimento con una muestra  de sujetos,  a quienes convocó a su laboratorio de Psicología de la Universidad de Yale en 1960, mediante un aviso en el diario y un pago de 4 dólares  por una hora de trabajo y 0,50 de gastos de traslado. La consigna era  colaborar en un “experimento de memoria”. El aprendiz recibiría un castigo si se equivocaba en la correcta memorización de pares de palabras.…..

Describir el experimento: el instructor- el aprendiz- una consola con 30 generadores de descarga de 15 v de electricidad cada uno, dispuestos horizontalmente, o sea un total de 450v. Este experimento se replicó en la película francesa I… como Icaro, I… comme Icare de Henri Verneuil, estrenada en 1979, con el actor francés Ives Montand. El resultado fue que la enorme mayoría de los participantes (63%), comprometidos por el investigador para colaborar en la realización de un experimento científico, eran capaces de ejercer  una violencia creciente contra otro ser humano, sin más presión que la del ayudante del laboratorio, que, ante las dudas del instructor, le señalaba que debía seguir, siguiendo pautas preestablecidas.

El experimento fue hecho en varias etapas en las que llegó a examinar en diversas situaciones a alrededor de 1000 sujetos y recién en 1971 y 1972 Milgram obtuvo una beca Guggenheim para irse a París y escribir su libro.  El experimento fue replicado en distintos países, a veces sustituyendo a los sujetos humanos por pequeños animales, y siempre  con resultados similares.

Tal como señala Marx en el siglo XIX, y tal como hoy se hace más que nunca visible, las condiciones materiales y sociales de existencia de los cuerpos humanos no son homogéneas para el conjunto de la especie, escindida entre la clase de los apropiadores, que lo son no sólo del trabajo excedente sino de la fuerza potenciada que produce la cooperación entre los otros cuerpos, los cuerpos productores de valor, tratados como cosas y despojados por tanto de su poder.

El proceso de "cosificación" de los cuerpos productivos se intensifica con el desarrollo capitalista, al punto que muchos de estos cuerpos productivos son hoy solamente "cuerpos sobrantes", a los que el sistema no da cabida. El capital fue desde el inicio el gran "nivelador" que transfirió a la máquina en primer término las cualidades más específicamente humanas de los cuerpos productivos: las "operaciones inteligentes" ( Marx, K. El Capital, tomo I, cap. XIII), antes que los movimientos que ahorraban fuerza muscular, proceso que objetiva la expropiación creciente del poder de una parte de la especie humana por otra.

Este lento proceso expropiatorio no se produjo de un día para otro: se trataba de la contrucción de un sistema de relaciones,  y se aceleró a partir de la Segunda Guerra mundial , con el siguiente resultado, que puede apreciarse en el gráfico siguiente, y corresponde a los primeros años de la década inicial del siglo XXI:

Gráfico 1. La Distribucion Mundial del Ingreso a comienzos del tercer milenio
 (Ver gráfico en la versión Word:
http://www.violentologia.org/foro_que_es_la_violencia_ines_izaguirre.html



 




Este gráfico, conocido como “la copa de champagne”, muestra las grandes contradicciones del capitalismo en su etapa actual: Dividiendo la población mundial en quintiles, donde el 20% más rico ocupa el quintil superior, y el 20% más pobre el quintil inferior, encontramos que el quintil superior acumula el 87% de las riquezas producidas en el mundo, que aumentan año tras año o sea que el 80% de la población del mundo vive y disfruta sólo del 13% de las riquezas totales. Dentro de este 80 % - unos 5.000 millones de personas - el 20 % más pobre, unos 1250 millones, viven con sólo el 0,9% del total de las riquezas producidas.  Estas disparidades se vuelven aún más alarmantes cuando tomamos conocimiento de las siguientes cifras dadas por las Naciones Unidas: Las fortunas combinadas de las 250 familias mas ricas del planeta, equivalen a la riquezas disponibles de los ¡ 2500 millones de personas mas pobres !

Este gráfico muestra el desarrollo contemporáneo de una de las leyes económico-sociales descubiertas por Marx, que funciona como un reloj, un siglo y medio después de formulada: La ley general de la acumulación capitalista: [vii]que reproduce permanentemente  máxima riqueza en la cúpula y máxima pobreza en la base.

Es cierto que muchas apropiaciones se consiguen con guerras,  pero este gráfico sólo muestra la producción de valor y los cuerpos humanos que lo producen.  Sin trabajo vivo - sin cuerpos - no hay plusvalor, ni valor, ni poder.

Todavía no ha logrado objetivarse con la misma claridad cuáles son los atributos del poder, que es la contracara del valor.

El poder es fuerza , fuerza material, y por lo tanto es una dimensión de todas las relaciones sociales, como nos lo ha mostrado Foucault. Sólo localizamos ciertas cosas, la primera es el Estado , que identifica la concentración del poder político y social.  Max Weber ha señalado de modo preciso que una de las dos principales instituciones constitutivas de la organización social a la que llamamos "Estado" es el monopolio del ejercicio físico de la violencia en un territorio dado. La otra es el cuadro administrativo [viii], o sea la burocracia.
La segunda instancia a la que se atribuye poder son las armas, reificadas  por un pensamiento "militarista" simplificador de origen burgués pero también de uso en el campo revolucionario, en un ejemplo casi puro de fetichismo de un objeto al que se le atribuye "poder" [ix] .

Nuestras clases dominantes , no sólo en nuestro país, sino en todo el Cono Sur construyeron antes que en el mundo central desarrollado  las pautas más firmes – con el nombre de ajuste, que hoy se aplican en Europa y en USA-  para  expropiar los “beneficios”  que parecían extenderse a la clase trabajadora, en un tímido “estado de bienestar” que se había producido en la inmediata posguerra  de la 2ª. guerra mundial.   Dos décadas después, en los 90,  se lo llamó neoliberalismo. Se produjo antes que en los países desarrollados. En realidad , como ha sido mostrado por diversos investigadores , se trataba de detener el desarrollo de otra  ley económica  que se anticipaba en El Capital de Marx: La tendencia decreciente de la tasa de ganancia.

La 2ª. guerra tuvo un eje ideológico claro: destruir  al socialismo real, que por primera vez, en los finales de la 1ª. guerra mundial, se producía  en un territorio alejado de Europa.
La política de propaganda anticomunista y antimarxista en el mundo se complementó con la embestida del maccarthysmo en el interior de Estados Unidos y su política de delación, con el frustrado intento de invasión a Cuba, y con la vigilancia ideológica contra el marxismo y el socialismo al interior de nuestros países durante toda la llamada guerra fría. [x] por medio de bien entrenadas dictaduras militares, apoyadas y conducidas  - en el caso de Argentina -por el poder económico concentrado y aceptadas,  toleradas y, hoy sabemos, ayudadas, por buena parte de la dirigencia política, por la iglesia católica y también por el poder judicial.

40 años tardaría el nuevo imperio norteamericano desplazar al viejo imperio británico y  conseguir la implosión del socialismo real : Lo logró por medio de 146 guerras en distintos lugares del planeta entre 1945 y 1990, en las que hubo alrededor de 35 millones de muertos, de los cuales el 75% era población civil. [xi]
Con esas guerras lograba no solamente producir y vender armamento pesado, sino avanzar en el conocimiento estratégico  de los pueblos que se enfrentaban y aprender de sus predecesores británicos y franceses  que era necesario ganar mentes y corazones, por medio de lo que hoy llamaríamos políticas sociales. También debilitar  y derrotar  a quienes apoyaban a los países socialistas, y desarrollar un extraordinario aparato de inteligencia.

La 2ª gran crisis mundial del siglo XX, aunque no tuvo la envergadura de la  crisis de 1929- 30 , se produjo en el año 1973 hasta 1974 y fue llamada crisis del petróleo. Tuvo que ver con el aumento del precio del crudo decidido en forma unilateral por el grupo de países exportadores de petróleo -árabes y del medio Oriente- (Arabia Saudita, Irán, Irak, Emiratos árabes Unidos, Kuwait, Qatar, Argelia, Egipto y Libia)  del que Estados Unidos era el principal consumidor,[xii] y al embargo que decretaron a partir de la guerra de Yom Kipur, por la que querían obligar a Israel a devolver los territorios ocupados  en la guerra de los 6 días de 1967.
El embargo duró hasta marzo de 1974, en que lo levantaron, con excepción de Libia, pues ya afectaba a países amigos, como Holanda, Portugal, Rhodesia y Sudáfrica.
El resultado de los acuerdos fue un drástico aumento del precio del crudo, que enriqueció a los países de la OPEP y provocó restricciones en la economía norteamericana. Los países exportadores de petróleo invirtieron rápidamente en países de la periferia necesitada de dólares, y coincidió, en nuestros países, con las dictaduras militares. Fue el origen de nuestras grandes deudas externas.

Todos estos procesos hicieron que se acelerara la tendencia decreciente de la tasa de ganancia capitalista en los países más desarrollados [xiii] y que avanzaran en la década del 70 primero en nuestros países periféricos y en la del 80 en el capitalismo central (con M.Thatcher en el Reino Unido y R.Reagan en EEUU)  con las medidas de  política económica que a partir de entonces se conocieron como neoliberalismo.

El eje ideológico que  acompañó el desarrollo de esta supuesta guerra fría – la lucha contra el marxismo y el socialismo- fue sufriendo transformaciones, porque era previsible que en poco tiempo la economía de la URSS entraría en colapso.
Reagan pone en marcha en los 80  el “Proyecto sobre Guerra de Baja Intensidad” que se tradujo en un escrito de dos volúmenes editados en 1986 con el fin de poder aplicar los conocimientos logrados en América Latina.

Esta doctrina  le atribuye a los conflictos signados por la baja intensidad algunas características básicas, que innovan en lo que se considera la teoría clásica de la guerra:

A diferencia de la alternancia – política-guerra-política-  que plantean tanto Clausewitz como Foucault, su carácter es tanto político como militar; las operaciones armonizan acciones clandestinas y abiertas; y no tienen límites territoriales o frentes de combate claros. Sus fronteras son ”imprecisas”. [xiv] (Recordar Agustín Lanusse, gral. argentino que llevó hasta 1973 la primera  dictadura militar de la segunda mitad del siglo XX en Argentina, que habla de “fronteras ideológicas”). Esto no equivale a reconocer el control político sobre lo militar, sobre lo que ya hablaba Clausewitz, sino a que se debe intervenir simultáneamente de las dos maneras. Dicho en otros términos, más que una guerra, se trata de una política explícitamente armada.[xv]

En los últimos años se abrió una nueva etapa del desarrollo de la doctrina contrainsurgente. Los Estados Unidos promueven un nuevo salto cualitativo doctrinario, que a partir de Bush se llamará guerra contra el terrorismo que busca, entre otras implicancias, apuntalar las invasiones militares fuera de su territorio.

La perspectiva esgrimida desde el 2002 – fundada en el atentado del 11 S del 2001-  transforma la soberanía de los demás Estados en una soberanía condicionada al respeto de unos determinados valores que se declaran como universales (libertad, la democracia y la libre empresa) y de un modelo concreto de Estado basado en la primacía del Derecho, la separación de poderes, la igualdad social y de género, la tolerancia étnica y religiosa y el respeto a la propiedad privada.

La traducción de esta definición en términos políticos concretos es la siguiente:

El único Estado soberano es el de los Estados Unidos que, a su vez, tiene vía libre para avasallar la soberanía en cualquier lugar del mundo, cuando se quebrantan los valores que ellos mismos definen. (García y Rodrigo, 2008: 181)[xvi]

Esta postura es el correlato de asumir que los Estados Unidos se encuentran
en guerra dondequiera que haya sospechosos de terrorismo, independientemente de si existe un peligro real y antes que se forme una amenaza concreta. 
Como el terrorismo que se persigue es un método, y no una persona o un grupo de personas, toda la población de un país se convierte de pronto en objetivo militar.  Esto ha llevado la llamada Doctrina Truman a su máxima expresión.

Con la finalidad de ejercer ese control, Estados Unidos ya tiene más de 1000 bases en el mundo, sumadas a las numerosas bases de la OTAN y a los comandos regionales (algo así como estados mayores).

Este es el mundo en que vivimos hoy. la mundialización contemporánea asociada al capitalismo es por naturaleza cada vez más polarizante. Con esto quiero decir que la propia lógica de la expansión mundial del capitalismo produce una desigualdad creciente entre quienes participan del sistema.


3. El genocidio en Argentina y el Cono Sur

Nuestras clases dominantes y sus diversas dirigencias – económicas, políticas, eclesiásticas, militares y del aparato judicial – subordinadas por identidad de clase y de intereses a los grupos concentrados nacionales y trasnacionalizados, se convencieron de que había que eliminar todos los obstáculos que se opusieran a su dominación hegemónica, y que corría el riesgo de perderse ante el avance – desde comienzos de los años 60, con el derrocamiento de Frondizi ante el triunfo electoral peronista - de la clase obrera radicalizada en alianza con el movimiento estudiantil. Estos sectores populares fueron estimulados a luchar contra la política de policías bravas de Onganía, quien centró la represión en la persecución de universitarios y científicos en las principales Universidades, y de obreros industriales en Córdoba y Rosario,  además de generar una fuerte desocupación con el cierre de 11 ingenios tucumanos, para mantener el precio competitivo del azúcar en el mercado internacional.  

O sea, eliminar a todos los grupos contestatarios que lucharan por una sociedad más justa.  No vacilaron en preparar el terreno – y las listas- para perpetrar un genocidio, después de derrotarlos en una confrontación armada, de clase.

Las fuerzas armadas estatales de nuestros países ya estaban preparadas en los años 60 para desarrollar una guerra contrainsurgente. Desde fines de los años 50 venían asesores franceses a impartir clase a nuestros militares, y que luego impartieron a los norteamericanos en la Escuela de Panamá. Sobre todo clases de tortura, al igual que hoy sigue haciendo Estados Unidos en bases propias, aviones, barcos, etc.

Retomando el eje ideológico de la guerra fría y de la fuerza social contrarrevolucionaria en Argentina, una vez derrocado Cámpora del gobierno luego del combate de Ezeiza, la atribución de marxismo fue equivalente a la de subversión, y posteriormente a la de terrorismo  particularmente durante la última dictadura cívico militar, hasta su conclusión. O sea razón suficiente para que, luego de la derrota de la fuerza popular revolucionaria, que se produce a mi juicio hacia fines de 1975, le siguieran la persecución política, el apresamiento, el asesinato y la desaparición forzada de miles de personas por parte de las fuerzas estatales y para-estatales, o sea el genocidio.

Pocos días después de le ejecución de José Ignacio Rucci el 25 -9-73, tan sólo dos días después de ganada la elección por Perón, para lo que sería su última presidencia, el Consejo Superior Peronista presenta  ante los gobernadores y delegados justicialistas de las provincias un  Documento reservado en el que se planteaba con toda nitidez  que debía procederse a una  depuración ideológica del Movimiento Nacional Justicialista de todo rastro de “marxismo”. Tal como registra el diario La Opinión del 2 de octubre de 1973,  luego de hacer referencia a la muerte de Rucci, el documento plantea que:

"Este estado de guerra que se nos impone no puede ser eludido y nos obliga no solamente a asumir nuestra defensa, sino también a atacar al enemigo (los grupos marxistas y terroristas y subversivos)  en todos los frentes... Los grupos que en cada lugar actúan invocan­do adhesión al pero­nismo y al Gral.Perón, deberán definirse públicamente en esta situación de guerra contra los grupos marxistas y deberán partici­par activa­mente en las acciones que se planifiquen para llevar adelante esta lucha". [xvii]

Que hubo continuidad en esa persecución lo prueban los datos de mi investigación sobre El genocidio en Argentina, ya que el 16,5% del total de muertos y desaparecidos de los que se conoce la fecha de la baja, es anterior al 24 de marzo del 76, de los cuales la gran mayoría es posterior a la muerte de Perón, el 1º de julio de 1974. Hay casi un 10% de los que se ignora la fecha y un 74% producido después del 24 de marzo del 76. 

También se prueba que la fuerza social revolucionaria, estuvo constituída por sectores populares, sobre los que se operó el aniquilamiento: Mientras el 68,6 % son asalariados ( 36,7 con condiciones de vida obrera y  31,9 con condiciones de vida de pequeña burguesía), la pequeña burguesía independiente alcanza al 30,2%, o sea que entre las 3 fracciones sociales cubren el 99% de la fuerza aniquilada.

La pérdida del valor de la vida humana, al igual que la del resto de las mercancías, alcanza su plenitud en el siglo XX, en la etapa imperialista, con un desarrollo históricamente inédito de las fuerzas productivas y de las desigualdades sociales para instalar la práctica - desde el lugar del poder - de la matanza de humanos en gran escala. La política imperial en el mundo nos muestra esto.

Quisiera ahora mostrarles algunos datos de otras formas de violencia que existen hoy, sobre todo en la Pcia. de Buenos Aires, y  contra la cual todos – y sobre todo Uds.- debemos luchar.  Me refiero a la violencia carcelaria.

El Dr. Roberto Cipriano, que preside el Comité contra la tortura  en la Comisión Provincial por la Memoria, un organismo cuya labor es extraordinaria, con el que cuentan también Uds. nos decía en un trabajo que expuso en las Jornadas de nuestra Revista de Conflicto Social  en noviembre de 2011:

“Argentina tiene hoy más o menos 65 mil personas encerradas en todo el sistema penitenciario, provincial y federal, de los cuales cerca de 30 mil están detenidos en la provincia de Buenos Aires, son 30 mil personas detenidas en 57 cárceles y 1900 aproximadamente en 300 comisarías. En 14 institutos de menores que tiene hoy la provincia hay 480 pibes en conflicto con la ley penal. Pibes de entre 16 y 18 años padeciendo todas estas situaciones de vulneración de derechos. Un problema muy serio es que el 72% de los presos en la provincia de Bs. As. están en prisión preventiva. Es decir, todavía la justicia no dijo que eran culpables del delito que se les imputa. La misma proporción es para los pibes detenidos en los institutos de menores, es decir, el 72% está en prisión preventiva.
Y otro grave problema que tiene la provincia de Bs. As. es que cuando llegan a juicio después de estar en prisión preventiva un promedio de tres años, 1 de cada 4 personas son absueltas. Hoy en la provincia, hay 6 mil personas detenidas que van a ser absueltas por el sistema, después de estar 3 años detenidos padeciendo todas estas cosas … La provincia de Bs. As. tiene uno de los índices de prisionización más altos de la región, son 194 personas cada 100 mil habitantes. Y cuando hablamos de tortura como práctica sistemática, cosa que nos hemos ocupado de relevar, hablamos de distintas formas y  metodologías. Nosotros las hemos documentado, el Comité contra la tortura lleva publicados ya 6 informes anuales [xviii], con análisis cuantitativos y cualitativos, en la página de la Comisión por la Memoria los pueden encontrar. También hemos avanzado en un convenio con el GESPyDH[xix] y con la Procuración Penitenciaria en la creación de un Registro Nacional de casos de Tortura, algo que los organismos internacionales le vienen reclamando al estado nacional y que este no ha cumplido. Estos tres organismos públicos nos hemos puesto de acuerdo para llevarlo adelante. Los primeros datos del registro nacional  están recién procesándose ahora porque llevamos un año en la implementación.
Pero los informes estan y solo hay que querer mirarlos. El último informe de la procuración penitenciaria federal dio cuenta de un importante incremento de las torturas entre el año 2010 y el 2009. Está publicado también en la página de la procuración. Un estudio realizado en 2007, que se hizo también con el equipo del Germani concluyó que más del 60% de las personas detenidas entrevistadas padeció malos tratos y torturas. Las encuestas que hacemos son  muy extensas, rigurosamente elaboradas, con preguntas, repreguntas, la verdad que es un trabajo importante. En 2007, el 63% de las personas detenidas entrevistadas padeció malos tratos y torturas por parte del personal penitenciario en tanto que en 2010 fueron el 76% es decir, un incremento del 20 %, una diferencia de 13 puntos porcentual en los casos registrados. Golpizas, aislamientos, requisas vejatorias, traslados constantes de detenidos, inclusive métodos de tortura que se reproducen desde la dictadura hasta acá, porque en definitiva la gran deuda es que no hemos democratizado las fuerzas de seguridad.  Los mismos patrones autoritarios de la tortura se reproducen desde la dictadura hasta acá como si nada hubiera pasado en el medio. Estos patrones estructurales son como dije la persistencia y la generalidad de estas prácticas. Nosotros el año pasado denunciamos la tortura en el 75% de las unidades carcelarias. Son prácticas que se vienen desplegando desde hace por lo menos 7 años, el tiempo  en que lo venimos relevando y denunciando.” [xx]

Comentarios y preguntas

El Diputado Caviglia agradeció a la Dra. Izaguirre su presencia destacando la importancia de contar con académicos especialistas en temas de violencia en el ámbito de la Comisión y le preguntó su opinión acerca de la posibilidad de encontrar un núcleo común a las diferentes formas de la violencia (física, simbólica, estructural) en sus diversos ámbitos de expresión (familiar, política, social, etc), que permita abrir el paso a un campo de conocimiento específico de la violencia: la violentología, más allá de la circunscripción que cada disciplina ha dado al fenómeno.

Al respecto, la Dra Izaguirre respondió que un posible núcleo común a todas las formas de violencia es su inscripción en el marco de relaciones asimétricas de poder.  Toda violencia implica la dominación de un hombre sobre otro en condiciones de jerarquía y desigualdad.  Poder y violencia son pues, inescindibles.

La relatora Paola Rodriguez destacó tres aspectos de la intervención de Izaguirre. En primer lugar, el enfoque escogido por la expositora, que permite vincular aspectos micro y macro de la violencia, conectando el ámbito individual con el social. Este es quizás uno de los mayores retos de cualquier enfoque que aspire a explicar el fenómeno de la violencia. En segunda instancia, Rodriguez se refirió a ciertos diagnósticos sociológicos que vinculan la explosión de los casos de violencia reciente con la crisis de las instituciones disciplinarias, esto es, con el declive de instituciones como la escuela, la familia, las instituciones de salud, etc. Pero – aclaró- decir que el modelo disciplinario ha fracasado ¿no es aceptar que estamos permanentemente en una de minoría de edad (Kant) y que ni siquiera a través de estas instituciones reguladoras de la conducta hemos sido capaces de adquirir un comportamiento menos violento? ¿Qué opinás vos Inés de estos diagnósticos? – preguntó-. Para terminar -dijo Rodriguez- lo que más me llamó la atención de la intervención de Inés, que se refirió con profundidad al tema de obediencia y de la banalización, es que el problema de fondo se halla en la irreflexividad que hace que muchos sujetos ejerzan la violencia sin ningún tipo de miramiento. El experimento de Milgram, por ejemplo, mostró que no había aquí un mal radical, ni que era una estructura de obediencia la que impulsaba a los “educadores” a descargar voltios sobre los “educandos”. De lo que se trataba era de una falta de reflexividad de estos sujetos con respecto al mal que ocasionaban, su problema era la ausencia de cuestionamientos frente a la crueldad que “les hacían” producir. Traducida a nuestra cotidianidad, esta falta de reflexión se traduce en indiferencia frente al mal ajeno. Y quizás esa sea la peor forma de violencia: la indolencia, la incapacidad de sentirse afectado por el padecer del otro.

La Diputada Viviana Nocito se refirió a una percepción muy frecuente en el sentido común que encuentra que hay una violencia que es buena. Se trata de una violencia correctiva, aleccionadora. En el ámbito de la salud penitenciaria, por ejemplo, se justifica la violencia sobre el preso con fines disciplinarios. Para ciertos sectores esta es una violencia legítima. Esta percepción es el resultado de la subordinación de la política de salud al ámbito del derecho penal.

Inés Izaguirre acotó que pensar que el castigo cruel va a modificar la conducta de la gente es una fantasía. Esto es algo sobre lo que ya escribió bastante Michel Foucault. También Alice Miller, psicoanalista polaca y judía, denunció los efectos devastadores de los castigos violentos sobre los niños. En su libro, Por tu propio bien, Raíces de la violencia en la educación del niño (1980), Miller hizo una crítica de la Pedagogía negra, un método educativo basado en el maltrato infantil de vigencia en Europa. Miller presentó aquí la tesis de cómo los violentos métodos alemanes de crianza produjeron a un Hitler y a un asesino en serie de niños alemán llamado Jürgen Bartsch. Para Miller, el proceso pedagógico tradicional es manipulación, y resulta en que el adulto ya crecido acata las autoridades, incluso si son líderes tiránicos o dictadores como Hitler.

Maria Marelli intervino para preguntar a Inés cuáles serían las posibles líneas de acción para combatir la violencia. ¿Qué podemos hacer?- preguntó. La conferencista respondió que  es imperativo incentivar conductas colectivas de prevención y sanción social de la violencia. El caso de un grupo de mujeres de una población que se para a aplaudir en frente de la casa de una mujer golpeada, es un ejemplo del tipo de acciones que pueden desplegarse cotidianamente. En segundo lugar, es fundamental crear conciencia de la problemática  a través de campañas en todos los medios de comunicación. Estas dos acciones se dirigen a una principal que es cambiar la subjetividad de las personas. Dejar de presentar la violencia como un hecho naturalizado y recorrer los caminos de su deconstrucción y crítica.

La Diputada Viviana Nocito afirmó compartir la opinión de Inés y agregó que, no basta con que el sistema jurídico cree nuevas leyes para tratar la violencia, sino que se necesita que los ciudadanos las apoyen y se las apropien. Por citar un ejemplo, el protocolo de aborto no punible, es el resultado de una lucha muy extensa de las mujeres, pero se requiere que todas las ciudadanas lo conozcan, se lo apropien y lo exijan como un derecho. Esto para decir que no basta con legislar, sino que, como afirma Inés, es fundamental modificar la mentalidad de la gente.

Con unas palabras de agradecimiento del Diputado Caviglia se dio por terminada la sesión a las 15 horas y se citó para una próxima reunión el 15 de agosto.


NOTAS:


[i]                Piaget, Jean: La representación del mundo en el niño, Madrid, Ed. Morata, 1984
[ii]                Piaget, Jean y García,Rolando: Psicogénesis e historia de la ciencia., México, Siglo XXI editores, 1984.
[iii]               Elina Aguiar, “Violencia y pareja”, en Violencia social y Derechos Humanos, Coordinado y compilado por Inés Izaguirre, Buenos Aires, Eudeba, 1998, pág. 17 a 35. El libro se puede consultar en  http://www.iigg.sociales.uba.ar/conflictosocial/libros.
[iv]               Sigmund Freud : El malestar en la cultura, Buenos Aires, Alianza Editorial, 1992, especialmente cap. 6.
[v]               Estas observaciones ya figuran en la Introducción de mi autoría al volumen colectivo "Violencia social y Derechos Humanos" (ver nota 3).
[vi]              Stanley Milgram, Obediencia a la Autoridad . Un punto de vista experimental, Bilbao, España, Edit. Desclée de Brower, 1980.
[vii]              Karl Marx : El Capital, Edic. Siglo XXI, tomo I, capítulo 23 .
[viii]             Max Weber: Economía y Sociedad, México y Bs. Aires, FCE,  tomo I, pág. 43.
[ix]          Y que podemos reconocer en una frase a menudo enunciada en el campo de la lucha armada anticapitalista : "El poder nace de la boca del fusil" , que sintetiza un nivel de confianza ingenua, de raíz positivista, en que el que tiene más fuerza es el que tiene más armas. La guerra de Vietnam es quizás el mejor ejemplo de la falsedad de ese enunciado.
[x]              El presidente Truman ya en 1947 había proclamado ante el Congreso de Estados Unidos la doctrina que lleva su nombre, que afirmaba el supuesto “derecho norteamericano de intervenir en los asuntos internos de otros países, cuando considerara amenazada su seguridad nacional”. Desde entonces, el comandante supremo de la OTAN en Europa es siempre un general norteamericano.
[xi]                 Pablo Bonavena y Flabián Nievas,  La guerra contrainsurgente de hoy,  trabajo presentado a las IX Jornadas de Sociología  de la UBA, 8 al 12 de agosto de 2011, Buenos Aires, FCS .
[xii]              Debido a la extensión terrtorial y a la estructura urbana y suburbana del país, el consumo de combustible para los grandes automóviles era el mayor del mundo.
[xiii]              Gerard Dumenil y Dominique Levy, El capitalismo contemporáneo, el neoliberalismo, en Revista Actuel Marx , Congreso Marx Internacional II 1998, Buenos Aires, Kohen y Asociados Internacional, año 2000.
[xiv]            Bonavena y Nievas, op. cit. en nota 11.
[xv]             Idem nota 14.
[xvi]           García, Caterina y Rodrigo, Angel J. editores (2008); La seguridad comprometida.Nuevos desafíos, amenazas y conflictos armados. Madrid, Tecnos.
[xvii]            Como relata Marisa Sadi, en Montoneros. La resistencia después del final,  Buenos Aires, Edit. Nuevos Tiempos, 2004, p. 44 y ss., ese documento es analizado por las diversas agrupaciones juveniles y de izquierda del peronismo,  y en ellas se van delineando las diferencias con el Partido, del que abstraían a Perón. En el seno de la JUP se lo llamaba risueñamente “el mamotreto”, sin conciencia de las consecuencias amenazantes que implicaba.
[xviii]            El próximo martes 14 de agosto presentarán el 7º informe anual, correspondiente al año 2011.
[xix]            Grupo de Estudios sobre Sistema Penal y Derechos Humanos, del Instituto Gino Germani.
[xx]               Revista de Conflicto Social, www.webiigg.sociales.uba.ar/conflictosocial/revista, nº 6, Paneles, Roberto Cipriano, pág. 109.




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