15 de agosto de 2013

Violencia Institucional - Dr. Marcelo Ocampo


Queridos amigos: adjunto las preguntas y comentarios sobre la ponencia magnífica de la Dra. Martinez. Aprovecho la oportunidad para señalar la acertada intervención de Paola Rodriques, en relación a que mas gente de la sociedad pide que mas gente vaya a las cárceles. Si las cárceles son hoy o parecen centros clandestinos de detención, la sociedad es presa de un Karma fascista, donde la seguridad es una mitología de doble moral. Es como el hábeas corpus negado en la noche de las corbatas, o aquella nefasta frase "por algo habrá sido". Ayer tuvimos miedo del terror de estado, encarnado en la figura mitológica de Pan, el dios griego de las encrucijadas en los campos, hoy encarnado en la violencia unilateral de los vulnerables e inermes presas del horror y entonces Medusa paraliza y horroriza. Violencia=miedo entre Pan y Medusa. 

Un abrazo,

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En referencia a la excelente conferencia de la Dra. María Josefina Martínez acerca de la violencia institucional ejercida desde el estado por agentes estatales, es un violencia estructural y cultural, que a veces se torna visible (triángulo de Galtung). 


Las instituciones según la RAE:.  “Cada una de las organizaciones fundamentales de un Estado, nación o sociedad”. Pero esta definición carece de valoración acerca de la calidad institucional y del estado al que pertenecen. 


No es lo mismo un estado Hobbesiano en lo tocante a la completa seguridad con la violencia a manos del estado”Leviatán”,  donde la violencia estatal, es “bien vista”, que a los estados posdemocráticos globalizados donde la violencia estatal está “mal vista”.


Los estados y sus instituciones acuden al recurso señalado por Agamben,  quien escribe un panorama de reorganización hegemónica donde cualquiera puede convertirse en víctima propiciatoria de un estado de excepción, donde precisamente el derecho se suspende para garantizar una forma legal de aquello que no puede se legal (desaparición, detención indefinida Hábeas corpus negados, tortura coacción) Es decir ese algo entre el derecho y la política que Foucault ya había anunciado en el concepto de biopolítica.


El concepto de Terrorismo ligado a su simbología física ( temblor y huída)  y el de horrorismo (parálisis, piel de gallina),  provocados por la violencia como señala Adriana Cavarero en su libro “Horrorismo”, neologismo que pretende, por un lado, refutar al término terrorismo ligado al vocabulario político de los antiguos estados de terror y de guerra y, por otro lado,  focalizar la atención en las víctima que no son guerreros, sino personas vulnerables e inermes a merced de la violencia “líquida” en los espacios de la urbe, abiertos, como el casco urbano, donde las instituciones tienen roles burocráticos establecidos, donde el estado tiene una presencia, digamos, “tolerable” y espacios como el conurbano bonaerense con villas de emergencia en las cuáles el estado colabora con el objetivo de clientelismo político, pero  que a la vez, está ausente de las necesidades básicas, exceptuando la asignación familiar por hijo o la asistencia aleatoria para alguna necesidad puntual. Es interesante el estudio de campo sobre la villa Arquitecto Tucci, de Auyero y Berti volcados en el libro La violencia en las márgenes (conurbano bonaerense).



Otro espacio “infrazoológico lo constituyen las cárceles, con una presencia decidida del estado o hiper-presencia “panóptica” (Hoy mas aparente que real). 


Para la situación en las cárceles, donde muere una persona cada 38 horas y por tanto el estado está presente para “vigilar y castigar” y no para “cuidar”, es menester tener en cuenta el informe de Abel Córdoba, de la Procuraduría de Violencia Institucional (PROCUVIN), donde expone los horrores del sistema judicial-policial y carcelario y señala la necesidad de humanización del sistema carcelario.   Por esto, desde el se propone una humanización de las cárceles que se parecen mas a centros clandestinos de la última dictadura cívico militar.  Tal vez haya llegado la hora de pensar en una abolicionismo penal. 

Es interesante resaltar el párrafo de la Dra. Martínez acerca  de la necesidad de un lenguaje común entre los miembros de instituciones estatales y no este “factor antrópico” de hoy o compartimientos estanco.

En cuánto a la pregunta si hay remedio para la violencia institucional, me parece  importante la construcción simbólica de la empatía y de la otredad para que todos seamos pensados dignos al pertenecer a la familia humana y rescatar la acción comunicativa como medio para resolver conflictos.  

  
Marcelo Ocampo


Publicado por:
Sociedad Iberoamericana de Violentología

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